En el universo de Baldur’s Gate 3, la interacción entre la comunidad de druidas y los forasteros puede analizarse como reflejo de la tensión generada por los prejuicios y conflictos hacia lo diferente. Además del paralelismo con la situación social actual, se puede ver como metáfora que sirvan para la vida.
Desde el primer contacto con los druidas, queda claro que los extranjeros son vistos como una amenaza. Son acusados de atraer a los monstruos, que están a las puertas del bosque. La respuesta de los druidas es cerrarse aún más, intentando contener el peligro dentro de su propio círculo, como si esto pudiera evitar el impacto del conflicto exterior. Sin embargo, a medida que nos adentramos en la historia, descubrimos que este enfrentamiento no es tan simple como parece.
La búsqueda de culpables
El culpar a otras personas y situaciones externas nubla la visión y dificulta el entendimiento de todo el panorama. En el caso de los druidas, creen que están a salvo en su burbuja de armonía natural, pero el caos exterior está cada vez más cerca de desestabilizar su mundo.
Igual que en la realidad, el miedo de los druidas puede verse fundamentado ya que, al llegar a la aldea vemos como los goblins llegan persiguiendo a Aradin, que de paso tienen una actitud altanera y se es motivado por la codicia. ¿Pero, es por esto que “el mal” llega a las puertas?
De primera entrada, uno tiene la impresión de que él no debió salir de la aldea y parece fácil culpar de irresponsable; pero en Baldur’s Gate y en la vida ningún juicio moral es fácil de dar -y quizá esa sea la verdadera lección, que no es necesario dar un juicio moral y solo actuar de acuerdo con las circunstancias-.
Conforme la historia avanza, nos damos cuenta que los aventureros “irresponsables” dejaron atrás al líder de los druidas, quien se empeñó en ir con el grupo. Entonces vemos que el mayor y más sabio druida de la zona, en realidad ocupaba ir a ese lugar peligroso, pues sabía que algo se estaba gestando y esta crisis foránea tenía sus raíces en algo más profundo -lo cual se entiende más adelante en el juego-.
Por lo que juzgar a los aventureros, significaba juzgar al líder druida Halsin y su misión por mantener el equilibrio. Entonces, es gracias a estos “irresponsables”, que logramos dar con el paradero de Halsin y uno de los primeros encuentros con el mayor mal que se avecina.
Reflexión personal sobre Baldur’s Gate 3 como un mensaje de empatía y crecimiento personal
Más allá de llevar esto a una escala social, creo que la idea es traer una visión de sobre el propio ser. Ver la aldea druida como el entorno de las emociones y situaciones personales, en las que muchas veces se culpa a las demás personas. Pero quizá ver que cada quien ha hecho lo que pudo después de vivir su propia odisea y yo puedo ser ese héroe/heroína que necesito para seguir adelante.
Juzgar a las demás personas por sus acciones y comportamientos puede ser algo común, incluso el culpar muchas veces tiene fundamentos relativamente sólidos y sería “lógico” tomar un papel de víctima ante lo que sucede. Pero, la vida de cada ser ha vivido situaciones que, quizá no justifican sus acciones; pero permiten ver y comprender su vida.
Algunas veces se puede ayudar a las otras personas, pero otras solo debemos dejarles seguir su camino y concentrarnos en las herramientas que disponemos para vivir la propia aventura interna, que, paradójicamente, es una aventura interconectada en un escenario compartido con el mundo que nos rodea.
Y es cierto, puede ser que el mundo externo se encuentre en caos, las personas son inestables e inconstantes, se pueden haber vivido cosas fuertes y tenido reacciones inesperadas, pero, en el presente, contamos con las herramientas internas para continuar este camino de crecimiento interno y cada quien es responsable de su propio mundo interior.
¿Pero coméntanos qué opinas de los mensajes que Baldur’s Gate 3 tiene?
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