Día 2: ¿Hacia dónde vamos?
Queridos lectores, he estado acumulando más y más información, hasta el punto que me emboté. Tomé un pequeño descanso.
(Leer parte 1: SHERLOCK Y CTHULHU ¿UN MISMO UNIVERSO TEMPORAL?).
Aquí estamos de nuevo, “We will rock you” (Queen) suena de fondo mientras intento plasmar las ideas de forma lógica y presentable.
¿Cómo podemos integrar a Cthulhu, un ser inimaginable, indescriptible e impronunciable dentro del universo lógico, normal y científico Sherlock Holmista?
Primero que nada, debemos sacar a ambos personajes de su imaginario, sacarlos del papel, y traerlos a un mundo real, o lo más parecido a eso: romper la cuarta pared.
Ambos seres, se relatan a finales del siglo XIX (Leer parte 1: SHERLOCK Y CTHULHU ¿UN MISMO UNIVERSO TEMPORAL?). Basados en la lógica simple de un humano promedio, o lo que aspiramos a ser, ambos son relatos de investigación profunda, probablemente casi indescifrables.
Cada autor nos guía con pista en espiral hacia la escena del crimen… Pero al contrario de los relatos habituales, el crimen ya lo sabemos, incluso quizá sepamos la respuesta del crimen, pero “el diablo está en los detalles”.
Lo curioso es que entre más se lee, menos interesa el crimen, el asesinato o el suicidio; de hecho deja de importar del todo el inicio del relato y nos sumergimos más y más en esta espiral que consume en ideas, teorías y vacíos mentales. A veces con más pistas de las que podemos recordar y otras sin esperanza de encontrar la respuesta.
Mientras que con Holmes podemos tangibilizar y vivir en la comodidad de nuestra racionalidad, el universo Lovecraftiano nos rompe el velo de la ignorancia y expone a la realidad que el humano en su vasta ignorancia no quiere, ni se atreve a comprender.
Dejamos de ser el centro del universo, la cima de la cadena evolutiva y alimenticia; somos simples burlas o experimentos fallidos/erroneos de algún primigenio interdimensional.
Pero aún así, pese a todas las diferencias reales, Conan Doyle nos muestra que vivir en la ignorancia es cómo vivir en un mundo de terror y superstición. Sin salidas, repuestas y miedos.
En resumen ambos nos muestran que el mayor enemigo del humano es el miedo, y es el miedo, justificado o no, es este miedo que nos paraliza, nos embrutece, nos monstruifica y vuelve a los instintos básicos de la destrucción.