Durante el siglo XIV en Europa uno de los eventos más catastróficos de la historia tuvo lugar: La peste negra, una terrible pandemia que fue el resultado de la transmisión del agente a través de pulgas que eran transportadas por ratas. Ésta habría surgido en Asia central y luego pasó a ciudades italianas mediante la actividad marítima, expandiéndose finalmente a toda Europa. Hoy en Rincón Random vamos a ver cómo eran estos médicos, sus vidas y sabremos si podemos aprender algo de ellos para superar esta época, donde pareciera que la historia se volvió a repetir.
La también llamada peste bubónica terminó con más de un tercio de la población europea y con más de 45 millones de personas alrededor del mundo, convirtiéndose en uno de los episodios más oscuros de la historia, llegando a su máximo punto entre los años 1346 y 1361, aunque esta no fue la única vez en que este brote llegó a dicho continente. Esta terrible epidemia no discriminaba, y si bien algunas personas de acuerdo a su oficio estaban más expuestas a padecer de esta peste, ciertamente cualquiera fuera su condición social toda persona podría contagiarse y terminar sus últimos días de la forma más terrorífica. Alfonso XI, rey de Castilla, por ejemplo, fue una de las víctimas, por ende nadie exactamente estaba seguro.
Cuando algún pueblo o ciudad tenía demasiadas víctimas muy pocos querían estar cerca y en estos momentos los médicos de la peste negra buscaban atender a aquellos que padecían de este mal. Deambulaban por dichos lugares cuidando a los ciudadanos, tanto ricos y pobres, ya que era la ciudad la que pagaba sus salarios. Éstos no eran como otros médicos de la época, es decir, muchos no eran profesionales y no habían recibido una formación formal, por lo cual eran algo así como “médicos de segunda categoría”, algunos también eran jóvenes que buscaban abrirse paso en esta carrera.
Estos doctores se diferenciaban de los médicos generales completamente y eran conocidos como médicos municipales o comunitarios de las pestes. En lugares como Francia y Países Bajos éstos podían no tener ningún tipo de formación y simplemente eran empíricos que pasaban prácticamente de un oficio completamente diferente a dedicarse a la medicina. Llegaron a considerarse muy importantes y recibían privilegios especiales por su trabajo, por ejemplo, se les permitía realizar autopsias, algo que en la época medieval no era visto con buenos ojos.
Se dice que se ellos les consideraba tan valiosos que incluso algunos eran secuestrados para pedir un rescate. Hacia el año 1348 en Venecia de 18 médicos sólo quedaba uno, algunos habían muerto, otros estaban desaparecidos y puede que algunos hayan decidido escapar.
Un día cualquiera estos doctores debían alistarse para realizar su rutina respectiva y para eso debían usar un atuendo especial, aquel que para muchos es el aspecto más recordado de estos personajes y que de seguro casi todos conocemos, sin embargo, según las fuentes gráficas los médicos de la peste utilizaron a lo largo de los años una gran variedad de vestimentas. El primer atuendo habría sido utilizado en en París y su invención se le atribuye al médico francés Charles de Lorne en 1619 y luego su uso se extendió a toda Europa. Éste consistía en una túnica de tela gruesa encerada, una máscara con agujeros con lentes y una especie de nariz cónica que recuerda la forma de un pico de ave; tenía dicha forma para dar espacio y ser rellenada con sustancias aromáticas como hojas de menta, mirra, pétalos de rosa, clavo de olor, entre otras, ya que se creía que las emanaciones fétidas eran la causa de la enfermedad, es por eso que también se rellenaba con paja que servía como un filtro para el mal aire, además el médico llevaba siempre una especie de látigo que servía para examinar a los pacientes sin tocarlos, pero también solía ser usado como una herramienta en caso de arrepentimientos por pecados, ya que al creer que dicha peste era debido a un castigo divino muchos pedían ser golpeados a modo de penitencia.
Para mucha gente esta vestimenta generaba pánico, ya que solía ser visto como un signo de muerte y enfermedad. El doctor se embarcaría en la tarea de ayudar a quien lo necesitara, aunque muchos de ellos seguro no tenían ni idea de cómo curar la enfermedad.
Ver Los médicos de la Peste Negra – Parte II en Rincón Random.